Fue san Francisco de Asís el primero que montó un gran belén la Nochebuena de 1223. Con ello quería significar la hermosura de Dios que se hace hombre en la pobreza de un establo, donde animales, sencillos pastores se conjuga con los sabios venidos de Oriente y con los coros de los ángeles que anuncia la paz en la tierra por el nacimiento del Mesías, del Emanuel, del Dios con nosotros.
El arte, la fe cristiana y la cultura de cada país se han fundido y ha originado diversas tradiciones belenistas que van desde los belenes napolitanos, hispánicos, latinoamericanos etc.. los cuales podemos contemplar en los diversos expositores del comercio, establecimientos y en nuestros propios hogares. Gran parte de las escenas de los nacimientos vienen de los evangelios apócrifos, porque lo que se intenta es reflejar un lugar y una situación relacionada con una historia real e irrepetible que: Jesús de Nazaret vino al mundo en Belén de Judá en el seno de una familia humilde formada por María y José. Ese Niño, que llora como los demás niños, es signo de contradicción desde su llegada entre nosotros, para unos será piedra de escandalo y tropiezo y para otros, causa de salvación, por ser Dios y Hombre verdadero.
Ahora, bien, pasemos de las imágenes de nuestro belenes hogareños a convertir la vida personal y la de nuestro alrededor en auténticos nacimientos vivientes. ¿Qué estamos representamos cada uno de nosotros? Para ello, miremos con los ojos de Jesús lo que sucede en nuestra sociedad y pronto nos percataremos que: muchos no tienen posada, cabida entre nosotros, porque como dice el papa Francisco pertenecen a la cultura del descarte.
También, hay muchas familias que luchan por la vida desde el primer instante y poderosos de turnos, como Herodes, que ven en todo nacido una amenaza para sus intereses. Algunos, como las autoridades religiosas judías, pensaban que el Mesías vendrían con signos espectaculares y Dios les sorprendió en la oscuridad de la noche, dándoles la Luz de su amor. Desde ese acontecimiento salvador, vendrán de Oriente y Occidente los humildes y los buscadores de la verdad, como los Magos, para descubrir Aquel que es: “el camino, la verdad y la vida” de todos los tiempos. ¡También para ti en este momento!
Juan del Río Martín
Arzobispo Castrense de España