Como respuesta a esta reclamo pontificio, se instauró hace veintiséis años en nuestro Arzobispado Castrense un Seminario propio, que ha dado sus buenos frutos vocacionales y que se ha ido consolidando como una pieza clave para la futura atención espiritual y pastoral de nuestras Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En la actualidad, hay quince seminaristas que de diversas procedencias están preparándose para esta misión específica sacerdotal, de ejercer su ministerio de paz entre las armas. Consiste en un largo proceso de discernimiento a través de una intensa vida espiritual, de la correspondiente maduración humana en todos sus aspectos, del estudio serio de las ciencias eclesiásticas, del aprecio de la vida comunitaria, y de un conocimiento pastoral de la realidad militar y policial en el contexto español e internacional.
Nuestro Seminario, es cada día más una obra conjunta entre el equipo de formadores, los capellanes y los fieles de nuestra jurisdicción. Siendo “un cenáculo” donde se experimenta la cercanía del Señor en la Eucaristía, en los actos de piedad y en la fraternidad de los hermanos. A la vez, sus puertas están abiertas para que nuestros militares, guardias civiles y policías vayan conociendo a sus futuros capellanes y que los seminaristas aprendan a ser hombres cercanos y humildes servidores del Evangelio, entre los primeros servidores de España.
Todos estamos llamados a colaborar con el Seminario, mediante la oración, valorando a nuestros seminaristas y ofertando la vocación a ser capellán castrense, con claridad y sin complejos.