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63 PMI - MENSAJE DE SU SANTIDAD EL PAPA FRANCISCO

En la celebración de la 63 Peregrinación Militar Internacional, Su Santidad el Papa Francisco se une gozoso a vosotros con el pensamiento y la oración, así como a todos los militares que en el mundo entero trabajan en el mantenimiento y la  construcción de la paz.

El Santo Padre os anima, delante de la gruta bendita donde la Virgen Maria se ha manifestado, a elevar vuestras suplicas a Dios por la paz y la conversión de los hombres de buena voluntad en todo el mundo, seguros de la intercesión de la Reina de la Paz, cuando la violencia y la guerra no cesan de expandirse.

Cáritas Parroquial Castrense Base Coronel Mate de Colmenar Viejo, Madrid ha puesto en marcha un Proyecto para enviar a Malí ropa infantil, juguetes, productos de limpieza e higiene.

Este Proyecto ha llegado a su fin con la entrega de 980 kg de material recogido a la UAT Primo de Rivera para su respectivo envío a Zona de Operaciones y reparto al Orfanato Madre Teresa de Mali. 

1ª lectura: La madre de todos los que viven.

Lectura de la carta del libro del Génesis 3, 9-15. 20

El Señor Dios llamó a Adán y le dijo: «¿Dónde estás?». Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio
miedo, porque estaba desnudo, y me escondí». El Señor Dios le replicó: «¿Quién te informó de que estabas
desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?». Adán respondió: «La mujer que me
diste como compañera me ofreció del fruto y comí». El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?». La
mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí».

El Señor Dios dijo a la serpiente:

«Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre
el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su
descendencia; esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón».

A la mujer le dijo:

«Mucho te haré sufrir en tu preñez, parirás hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido, y él te dominará».
A Adán le dijo:

«Por haber hecho caso a tu mujer y haber comido del árbol del que te prohibí, maldito el suelo por tu culpa:
comerás de él con fatiga mientras vivas; brotará para ti cardos y espinas, y comerás hierba del campo.
Comerás el pan con sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste sacado; pues
eres polvo y al polvo volverás».

Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Salmo: Sal 87. 1-2.3 y 5. 6-7

R. Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios.

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.

¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! R.
«Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes han nacido allí».

Se dirá de Sión: «Uno por uno,
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». R.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Este ha nacido allí». (Pausa)
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti». R.

Aleluya Cf. Lc 1, 28. 42

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo,
bendita tú entre las mujeres. R.

 

Evangelio: Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-34

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la
Magdalena.

Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre:

«Mujer, ahí tienes a tu hijo».

Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».

Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo:
«Tengo sed».
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de
hisopo, se la acercaron a la boca.

Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz
el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que
los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado
con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de
los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.

1ª lectura: Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde
el cielo un estruendo, como de un viento que soplaba fuertemente, que llenó toda la casa donde se
encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima
de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según
el Espíritu les concedía manifestarse.

Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al
oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia
lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:

«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar
en nuestra lengua nativa?
Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del
Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos
romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos
hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».

Salmo: Sal 103, 1ab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34

R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R.

Les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R.

Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras;
que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R

2ª lectura: Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13

Hermanos:

Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.

Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo
Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se
le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común. Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene
muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es
también Cristo.

Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu,
para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

SECUENCIA

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
uente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Aleluya

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos la llama de un amor. R.

 

Evangelio: Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo; recibid el Espíritu Santo.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las
puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

«Paz a vosotros».

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al
Señor. Jesús repitió:

«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre
ellos y les dijo:

«Recibid el Espíritu Santo; a quienes es perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

27/05/2023 - Sábado de la 7ª semana de Pascua.

1ª lectura: Permaneció en Roma, predicando el reino de Dios.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 28,16-20.30-31
Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con el soldado que
lo vigilaba.

Tres días después, convocó a los judíos principales y, cuando se reunieron, les dijo:

«Yo, hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las tradiciones de nuestros padres, fui
entregado en Jerusalén como prisionero en manos de los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en
libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, me vi
obligado a apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo,
pues, os he llamado para veros y hablar con vosotros; pues por causa de la esperanza de Israel llevo
encima estas cadenas». Permaneció allí un bienio completo en una casa alquilada, recibiendo a todos los
que acudían a verlo, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con
toda libertad, sin estorbos.

Salmo: Sal 10, 4. 5 y 7

R. Los buenos verán tu rostro, Señor.

El Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres. R.

El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo odia.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro. R.

Aleluya Cf. Jn 16, 7. 13

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Os enviaré el Espíritu de la verdad - dice el Señor -;
él os guiará hasta la verdad plena. R.

Evangelio: Este es el discípulo que ha escrito esto, y su testimonio es verdadero.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 20-25

En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que
en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?».

Os enviaré el Espíritu de la verdad - dice el Señor -; él os guiará hasta la verdad plena.

Al verlo, Pedro dice a Jesús:

«Señor, y este ¿qué?». Jesús le contesta:

«Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme».

Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le
dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?». Este es el discípulo
que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.

Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría
contener los libros que habría que escribir.

26/05/2023 - Viernes de la 7ª semana de Pascua.

1ª lectura: De un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 25, 13b-21

En aquellos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para cumplimentar a Festo. Como se
quedaron allí bastantes días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole:

«Tengo aquí un hombre a quien Félix ha dejado preso y contra el cual, cuando fui a Jerusalén, presentaron
acusación los sumos sacerdotes y los ancianos judíos, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre
romana entregar a un hombre arbitrariamente; primero, el acusado tiene que carearse con sus acusadores,
para que tenga ocasión de defenderse de la acusación. Vinieron conmigo, y yo, sin dar largas al asunto,
al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre.

Pero, cuando los acusadores comparecieron, no presentaron ninguna acusación de las maldades que yo
suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su propia religión y de un tal Jesús, ya muerto,
que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén
a que lo juzgase allí de esto. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que
decida el Augusto, he dado orden de que se le custodie hasta que pueda remitirlo al César».

Salmo: Sal 102, 1-2. 11-12. 19-20ab

R. El Señor puso en el cielo su trono.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R.

El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes. R.

Aleluya Jn 14, 26

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

El Espíritu Santo será quien os lo enseñe todo
y os vaya recordando todo lo que os he dicho. R.

 

Evangelio: Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, le dice a Simón Pedro:

«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?». Él le contestó:

«Sí, Señor, tú, sabes que te quiero». Jesús le dice:

«Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta:

«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta:

«Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice:

«Pastorea mis ovejas».

Por tercera vez le pregunta:

«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».

Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó:

«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice:

«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas
adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no
quieras». Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.

Dicho esto, añadió:

«Sígueme».

25/05/2023 - Jueves de la 7ª semana de Pascua.

1ª lectura: Tienes que dar testimonio en Roma.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 22, 30; 23, 6-11

En aquellos días, queriendo el tribuno conocer con certeza los motivos por los que los judíos acusaban
a Pablo, mandó desatarlo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno, bajando
a Pablo, lo presentó ante ellos.

Pablo sabía que una parte eran fariseos y otra saduceos y gritó en el Sanedrín:

«Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo, se me está juzgando por la esperanza en la resurrección de
los muertos».

Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y la asamblea quedó dividida. (Los
saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus, mientras que los fariseos admiten ambas
cosas) Se armó un gran griterío, y algunos escribas del partido fariseo se pusieron en pie, porfiando:

«No encontramos nada malo en este hombre; ¿y si le ha hablado un espíritu o un ángel?».

El altercado arreciaba, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar a la guarnición
para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel. La noche siguiente, el Señor se le presentó y le dijo:

«¡Animo! Lo mismo que has dado testimonio en Jerusalén de lo que a mí se refiere, tienes que darlo en Roma».

Salmo: Sal 15, 1-2 y 5. 7-8. 9-10. 11

R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano. R.

Bendeciré al Señor que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.

Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos,
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.

Aleluya Jn 17, 21

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Que todos sean uno - dice el Señor -,
como tú, Padre, en mí, y yo en ti,
para que el mundo crea que tú me has enviado. R.

Evangelio: ¡Que sean completamente uno!

Lectura del santo Evangelio según san Juan 17, 20-26

En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró, Jesús diciendo:

«No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos
sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean uno en nosotros, para que el mundo
crea que tú me has enviado.

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y
tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los
has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén
conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación
del mundo.

Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me
enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté
en ellos, y yo en ellos».

El viernes 5 de mayo, la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil celebró, en el Museo de Historia Militar de Almeyda en la isla de Tenerife, la festividad de su patrón San Hermenegildo.

La celebración comenzó con una Eucaristía en honor al Santo patrón, en el patio de armas del Fuerte de Almeyda, oficiada por el capellán castrense Marcos J. Albertos, a la que asistió el teniente general Julio Salom Herrera, jefe del Mando de Canarias, Baleares y las plazas de Ceuta y Melilla además de jefes de las diferentes unidades militares de Tenerife, miembros de las diferentes Asociaciones Militares de la isla y personal civil.

Con inmensa alegría, la Real Parroquia Castrense del Santo Ángel Custodio y la Hermandad de Nuestra Señora de los Desamparados celebraron los días 10, 11 y 12 de mayo el Triduo en Honor y Gloria a Nuestra Señora de los Desamparados, para honrarla y darle gracias por los favores recibidos mediante su intercesión de Madre.

Cada uno de estos días ha comenzado con la Exposición Mayor de Su Divina Majestad, rezo del Santo Rosario, Bendición, Reserva y ejercicio del Triduo, culminando con la celebración de la Santa Misa. Asimismo, las intenciones del primer día fueron por las corporaciones pertenecientes a las Compañías Espirituales del Santo Rosario, de las que forma parte nuestra Hermandad. El segundo día se ofreció por las Hermandades, Asociaciones y grupos parroquiales. Y finalmente, el último día por los jóvenes y cargadores de la Hermandad.

El pasado sábado 20 de mayo, tuvo lugar en la Capilla de la Base Aérea de Torrejón de Ardoz, la celebración del sacramento de la Confirmación, por parte de nuestro Arzobispo D. Juan Antonio Aznárez Cobo.

A media mañana, el señor arzobispo fue recibido por el General Jefe de la Agrupación de la Base, Alfonso Reyes Leis, que luego asistió también a la celebración.

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