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05/05/2023 - Viernes de la 4ª semana de Pascua.

1ª lectura: Dios ha cumplido su promesa resucitando a Jesús.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13, 26-33

En aquellos días, cuando llegó Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga:

«Hermanos, hijos del linaje de Abrahán y todos vosotros los que teméis a Dios: a nosotros se nos ha
enviado esta palabra de salvación. En efecto, los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron
a Jesús ni entendieron las palabras de los profetas que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo.

Y, aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y,
cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron. Pero Dios lo
resucitó de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que lo habían subido con él de Galilea
a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. También nosotros os anunciamos la Buena Noticia
de que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando
a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: “Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy”».

Salmo: Sal 2, 6-7.8-9. 10-11

R. Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.

Yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo».
Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo:
yo te he engendrado hoy. R.

Pídemelo:
te daré en herencia las naciones,
en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza». R.

Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad, los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando. R.

Aleluya Jn 14, 6bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Yo soy el camino y la verdad y la vida - dice el Señor -;
nadie va al Padre sino por mí. R.

 

Evangelio: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas
estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare un lugar,
volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis
el camino». Tomás le dice:

«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde:

«Yo soy el camino y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».

04/05/2023 - Jueves de la 4ª semana de Pascua.

1ª lectura: Dios sacó de la descendencia de David un salvador: Jesús.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13, 13-25

Pablo y sus compañeros se hicieron a la mar en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia. Juan los dejó y se
volvió a Jerusalén; ellos, en cambio, continuaron y desde Perge llegaron a Antioquía de Pisidia. El sábado
entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Acabada la lectura de la Ley y de los Profetas, los jefes de la
sinagoga les mandaron a unos que les dijeran:

«Hermanos, si tenéis una palabra de exhortación para el pueblo, hablad». Pablo se puso en pie y,
haciendo seña con la mano de que se callaran, dijo:

«Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad: El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y
multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros en Egipto. Los sacó de allí con brazo poderoso; unos
cuarenta años “los cuidó en el desierto”, “aniquiló siete naciones en la tierra de Canaán y les dio en
herencia” su territorio; todo ello en el espacio de unos cuatrocientos cincuenta años. Luego les dio jueces
hasta el profeta Samuel. Después pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín,
durante cuarenta años. Lo depuso y les suscitó como rey a David, en favor del cual dio testimonio diciendo:

“Encontré a David, hijo de Jesé, “hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos”.

Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara,
Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: “Yo
no soy quien pensáis, pero, mirad, viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias de
los pies”».

Salmo: Sal 88, 2-3. 21-22. 25 y 27

R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R.

Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso. R.

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder.
El me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora». R.

Aleluya Cf. Ap 1, 5

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Jesucristo, eres el testigo fiel,
el primogénito de entre los muertos;
nos amaste y nos has librado de nuestros pecados con tu sangre. R.

 

Evangelio: El que recibe a quien yo envíe me recibe a mí.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 16-20

Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo:

«En verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo
envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo
sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: “El que compartía mi pan me ha
traicionado”. Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. En
verdad, en verdad os digo: el que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el que me recibe a mí recibe
al que me ha enviado».

1ª lectura: El Señor se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 1-8

Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os anuncié y que vosotros aceptasteis, en el que además estáis
fundados, y que os está salvando, si os mantenéis en la palabra que os anunciamos; de lo contrario, creísteis
en vano.

Porque yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados
según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció
a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de
los cuales vive todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles;
por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.

Salmo: Sal 18, 2-3. 4-5

R. A toda la tierra alcanza su pregón.

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón,
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R.

Aleluya Jn 14, 6b. 9c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Yo soy el camino y la verdad y la vida - dice el Señor -;
Felipe, quien me ha visto a mí ha visto al Padre. R.

Evangelio: Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces?

Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 6-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás:

«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».

«Si me conocéis a mi, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».

Felipe le dice:

«Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Jesús le replica:

«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre.

¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo
os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras, Creedme:

yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.

En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores,
porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado
en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

02/05/2023 - Martes de la 4ª semana de Pascua.

1ª lectura: Se pusieron a hablar a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 11, 19-26

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban hasta
Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de
Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles
la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se
convirtió al Señor.

Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la
acción de la gracia de Dios, se alegró mucho y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo
empeño; como era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió
al Señor. Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante
todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera
vez llamaron a los discípulos fueron llamados cristianos.

Salmo: Sal 86, 1-3, 4-5. 6-7

R. Alabad al Señor todas las naciones.

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! R.

«Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». R.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Este ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti». R.

Aleluya Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Mis ovejas escuchan mi voz - dice el Señor -,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.

Evangelio: Yo y el Padre somos uno.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 22-30

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el
templo por el pórtico de Salomón.

Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:

«¿Hasta cuando nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente». Jesús les
respondió:

«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mi.
Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y
ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi
mano. Lo que mi Padre me ha dado, es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano
de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

01/05/2023 - Lunes de la 4ª semana de Pascua.

1ª lectura: Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 11, 1-18

En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían
recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión le dijeron en son de
reproche:

«Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos».

Pedro entonces comenzó a exponerles los hechos por su orden, diciendo:

«Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: una especie de recipiente
que bajaba, semejante a un gran lienzo que era descolgado del cielo sostenido por los cuatro extremos,
hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos, de la tierra, fieras, reptiles y pájaros del cielo. Luego
oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro, mata y come”. Yo respondí: “De ningún modo, Señor, pues
nunca entró en mi boca cosa profana o impura”. Pero la voz del cielo habló de nuevo: “Lo que Dios ha
purificado, tú no lo consideres profano”. Esto sucedió hasta tres veces, y de un tirón lo subieron todo de
nuevo al cielo. En aquel preciso momento llegaron a la casa donde estábamos tres hombres enviados desde
Cesarea en busca mía. Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron
estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel
que, en pie, le decía: “Manda recado a Jafa y haz venir a Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que
traerán la salvación a ti y a tu casa”.

En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros
al principio; entonces me acordé de lo que había dicho: “Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis
bautizados con Espíritu Santo”. Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber
creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?». Oyendo esto, se calmaron y alabaron
a Dios diciendo:

«Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida».

Salmo: Sal 41, 2-3; 42, 3. 4

R. Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.

Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R.

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R.

Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R.

Aleluya Jn 10, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Yo soy el Buen Pastor - dice el Señor -,
que conozco a mis ovejas, y las mías me conocen. R.

 

Evangelio: Yo soy la puerta de las ovejas.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 1-10

En aquel tiempo, dijo Jesús:

«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta
por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de ovejas. A este le abre
el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera.

Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz:

a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les
puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:

«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí
son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará
y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.

El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan
vida y la tengan abundante».

30/04/2023 - Domingo de la 4ª semana de Pascua.

1ª lectura: Dios lo ha constituido Señor y Mesías.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 14a. 36-41

El día de Pentecostés, Pedro, poniéndose de pie junto a los Once, levantó su voz y declaró:

«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis,
Dios lo ha constituido Señor y Mesías». Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a
los demás apóstoles:

«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?» Pedro les contestó:

«Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de
vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros
hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamaré a sí el Señor Dios nuestro». Con estas y otras muchas
razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:

«Salvaos de esta generación perversa».

Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.

Salmo: Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada tenlo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mi,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

2ª lectura: Os habéis convertido al pastor de vuestras vidas.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 20-25

Queridos hermanos:

Que aguantéis cuando sufrís por hacer el bien, eso es una gracia de parte de Dios.

Pues para esto habéis sido llamados, porque también Cristo padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo
para que sigáis sus huellas.

Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca.

Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo no profería amenazas; sino que se entregaba
al que juzga rectamente. Él llevo nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muerto a los
pecados, vivamos para la justicia.

Con sus heridas fuisteis curados.

Pues andabais errantes como ovejas, pero ahora os habéis convertido al pastor y guardián de vuestras almas.

Aleluya Jn 10, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Yo soy el Buen Pastor - dice el Señor -,
que conozco a mis ovejas, y las mías me conocen. R.

 

Evangelio: Yo soy la puerta de las ovejas.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 1-10

En aquel tiempo, dijo Jesús:

«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta
por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le
abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca
fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen
su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:

«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mi
son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se
salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.

El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan
vida y la tengan abundante».

29/04/2023 - Sábado de la 3ª semana de Pascua.

1ª lectura: Se iba construyendo la Iglesia, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 9, 31-42

En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y
progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo. Pedro, que estaba
recorriendo el país, bajó también a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas,
un paralítico que desde hacia ocho años no se levantaba de la camilla. Pedro le dijo:

«Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y arregla tu lecho».

Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarán, y se convirtieron al Señor.

Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacia infinidad de obras buenas
y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba. Como
Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle:

«No tardes en venir a nosotros».

Pedro se levantó y se fue con ellos. Al llegar, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron todas
las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela mientras estuvo con ellas.

Pedro, mandando salir fuera a todos, se arrodilló, se puso a rezar y, volviéndose hacia el cuerpo, dijo:

«Tabita, levántate».

Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él, dándole la mano, la levantó y, llamando a los
santos y a las viudas, la presentó viva. Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor.

Salmo: Sal 115, 12-13. 14-15. 16-17

R. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre. del Señor R.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. R.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R.

Aleluya Cf. Jn 6, 63c. 68c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;
Tú tienes palabras de vida eterna. R.

 

Evangelio: ¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 60-69

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:

«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?» Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban,
les dijo:

«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da
vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, hay algunos de
vosotros que no creen». Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.

Y dijo:

«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede». Desde entonces, muchos
discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce:

«¿También vosotros queréis marcharos?». Simón Pedro le contestó:

«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que
tú eres el Santo consagrado por Dios».

28/04/2023 - Viernes de la 3ª semana de Pascua.

1ª lectura: Ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a los pueblos.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 9, 1-20

En aquellos días, Saul, respirando todavía amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se
presento al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse encadenados
a Jerusalén a los que descubriese que pertenecían al Camino, hombres y mujeres.

Mientras caminaba, cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz celestial lo envolvió con
su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía:

«Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?». Dijo él:

«¿Quién eres, Señor?». Respondió:

«Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tienes que hacer».

Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie.

Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía. Lo llevaron de la mano hasta Damasco.

Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber. Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías.

El Señor lo llamó en una visión:

«Ananías». Respondió él:

«Aquí estoy, Señor». El Señor le dijo:

«Levántate y ve a la calle llamada Recta, y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de Tarso. Mira,
está orando, y ha visto en visión a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la
vista». Ananías contestó:

«Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén,
y que aquí tiene autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu
nombre». El Señor le dijo:

«Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a pueblos y reyes,
y a los hijos de Israel. Yo le mostraré lo que tiene que sufrir por mi nombre». Salió Ananías, entró en la
casa, le impuso las manos y dijo:

«Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para
que recobres la vista y seas lleno de Espíritu Santo». Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie
de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y fue bautizado. Comió, y recobró las fuerzas.

Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a anunciar en las sinagogas
que Jesús es el Hijo de Dios.

Salmo: Sal 116, 1. 2

R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R.

Aleluya Jn 6, 56

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

El que come mi carne
y bebe mi sangre - dice el Señor - habita en mí y yo en él. R.

Evangelio: Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 52-59

En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:

«¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Entonces Jesús les dijo:

«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no
tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el
último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.

Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come
vivirá por mí.

Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el
que come este pan vivirá para siempre». Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.

27/04/2023 - Jueves de la 3ª semana de Pascua.

1ª lectura: Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 26-40

En aquellos días, el ángel del Señor le hablo a Felipe y le dijo:

«Levántate y marcha hacia el Sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto»

Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces,
reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en
su carroza, leyendo el profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe:

«Acércate y pégate a la carroza».

Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó:

«¿Entiendes lo que estás leyendo?». Contestó:

«¿Y cómo voy a entenderlo, si nadie me guía?».

E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era éste:

«Como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, así no abre su boca. En su humillación
no se le hizo justicia. ¿Quién podrá contar su descendencia? Pues su vida ha sido arrancada de la tierra».

El eunuco preguntó a Felipe:

«Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?».

Felipe se puso a hablarle y, tomando pie de este pasaje, le anunció la Buena Nueva de Jesús. Continuando
el camino, llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco:

«Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?».

Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco y lo bautizó. Cuando salieron del
agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su camino lleno de
alegría. Felipe se encontró en Azoto y fue anunciando la Buena Nueva en todos los poblados hasta que
llegó a Cesarea.

Salmo: Sal 65, 8-9. 16-17. 20

R. Aclamad al Señor, tierra entera.

Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies. R.

Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua. R.

Bendito sea Dios,
que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor. R.

Aleluya Jn 6, 51

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo - dice el Señor -;
el que coma de este pan vivirá para siempre, R.

 

Evangelio: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 44-51

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:

«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré en el último día.

Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios.” Todo el que escucha al Padre y aprende
viene a mí.

No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En
verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.

Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan
que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del
cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.

Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este tercer domingo de Pascua, el Evangelio narra el encuentro de Jesús resucitado con los discípulos de Emaús (cfr. Lc 24,13-35). Se trata de dos discípulos que, resignados ante la muerte del Maestro, el día de Pascua deciden abandonar Jerusalén y volver a casa. Quizá estaban un poco inquietos porque habían escuchado a las mujeres que venían del sepulcro y decían que lo habían encontrado vacío… Mientras caminan tristes hablando de lo sucedido, Jesús se les acerca, pero ellos no lo reconocen. Él les pregunta por qué están tan tristes, y ellos exclaman: «¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!» (v. 18). Y Jesús pregunta de nuevo: «¿Qué ha ocurrido?» (v. 19). Ellos le cuentan toda la historia, Jesús les hace contar lo sucedido. Luego, mientras caminan, les ayuda a releer los hechos de modo diverso, a la luz de las profecías, de la Palabra de Dios, de todo lo que había sido anunciado al pueblo de Israel. Releer: esto es lo que Jesús hace con ellos, ayudarles a releer. Detengámonos en este aspecto.

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