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Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este tercer domingo de Pascua, el Evangelio narra el encuentro de Jesús resucitado con los discípulos de Emaús (cfr. Lc 24,13-35). Se trata de dos discípulos que, resignados ante la muerte del Maestro, el día de Pascua deciden abandonar Jerusalén y volver a casa. Quizá estaban un poco inquietos porque habían escuchado a las mujeres que venían del sepulcro y decían que lo habían encontrado vacío… Mientras caminan tristes hablando de lo sucedido, Jesús se les acerca, pero ellos no lo reconocen. Él les pregunta por qué están tan tristes, y ellos exclaman: «¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!» (v. 18). Y Jesús pregunta de nuevo: «¿Qué ha ocurrido?» (v. 19). Ellos le cuentan toda la historia, Jesús les hace contar lo sucedido. Luego, mientras caminan, les ayuda a releer los hechos de modo diverso, a la luz de las profecías, de la Palabra de Dios, de todo lo que había sido anunciado al pueblo de Israel. Releer: esto es lo que Jesús hace con ellos, ayudarles a releer. Detengámonos en este aspecto.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, domingo de la Divina Misericordia, el Evangelio nos narra dos apariciones de Jesús resucitado a los discípulos y en particular a Tomás, el “apóstol incrédulo” (cfr. Jn 20,24-29).

Tomás, en realidad, no es el único al que le cuesta creer, es más, nos representa un poco a todos nosotros. De hecho, no siempre es fácil creer, especialmente cuando, como en su caso, se ha sufrido una gran decepción. Después de una gran decepción es difícil creer. Ha seguido a Jesús durante años, corriendo riesgos y soportando penalidades, pero el Maestro fue crucificado como un delincuente y nadie lo ha liberado, ¡nadie ha hecho nada! Ha muerto y todos tienen miedo. ¿Cómo fiarse todavía? ¿Cómo fiarse de la noticia que dice que está vivo? La duda está dentro de él.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy el Evangelio nos hace revivir el encuentro de las mujeres con Jesús resucitado en la mañana de Pascua. Nos recuerda así que fueron ellas, las discípulas, las primeras en verlo y encontrarlo.

Podríamos preguntarnos: ¿por qué ellas? Por una razón muy sencilla: porque fueron las primeras en ir al sepulcro. Como todos los discípulos, también ellas sufrían por el modo en que parecía haber terminado la historia de Jesús; pero, a diferencia de los demás, no se quedaron en casa paralizadas por la tristeza y el miedo: por la mañana temprano, al salir el sol, fueron a honrar el cuerpo de Jesús llevando ungüentos aromáticos. El sepulcro había sido sellado y se preguntan quién nos podría quitar esa piedra (cf. Mc 16,1-3), tan pesada. Pero su voluntad de realizar aquel gesto de amor prevalece por encima de todo. No se desaniman, salen de sus miedos y de sus angustias. Este es el camino para encontrar al Resucitado: salir de nuestros temores, salir de nuestras angustias.

26/04/2023 - Miércoles de la 3ª semana de Pascua.

1ª lectura: Iban de un lugar a otro anunciando la Buena Nueva de la Palabra.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 1b-8

Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles,
se dispersaron por Judea y Samaria.

Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él.

Saulo, por su parte, se ensañaba con la Iglesia, penetraba en las casas y arrastrando a la cárcel a
hombres y mujeres.

Lo que habían sido dispersados iban de un lugar a otro anunciando la Buena Nueva de la Palabra.

Felipe bajó a la ciudad de Samaria y les predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con
aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo:

de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban.

La ciudad se llenó de alegría.

Salmo: Sal 65, 1-3a. 4-5. 6-7a

R. Aclamad al Señor, tierra entera.

Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué terribles son tus obras!» R.

Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R.

Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna enteramente. R.

Aleluya Cf. Jn 6, 40

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Todo el que cree en el Hijo tiene vida eterna - dice el Señor -;
y yo lo resucitaré en el último día. R.

Evangelio: Esta es la voluntad del Padre: que todo el que ve al Hijo tenga vida eterna.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 35-40

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:

«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no tendrá sed
jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.

Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado
del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Esta es la voluntad del que
me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.

Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo
resucitaré en el último día».

Santa Teresa de Lisieux

25/04/2023 - Martes de la 3ª semana de Pascua.

1ª lectura: Os saluda Marcos, mi hijo.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 5, 5b-14
Queridos hermanos:

Revestíos todos de humildad en el trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, mas da su gracia a
los humildes. Así pues, sed humildes bajo la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce en su momento.
Descargad en él todo vuestro agobio, porque él cuida de vosotros.

Sed sobrios, velad. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle,
firmes en la fe, sabiendo que vuestra comunidad fraternal en el mundo entero está pasando por los mismos
sufrimientos. Y el Dios de toda gracia que os ha llamado a su gloria eterna en Cristo Jesús, después de sufrir un
poco, él mismo os restablecerá, os afianzará, os robustecerá y os consolidará. Suyo es el poder por los siglos.
Amén. Os he escrito brevemente por medio de Silvano, al que tengo por hermano fiel, para exhortaros y para
daros testimonio de que esta es la verdadera gracia de Dios. Manteneos firmes en ella.

Os saluda la comunidad que en Babilonia comparte vuestra misma elección, y también Marcos, mi hijo.

Saludaos unos a otros con el beso del amor.

Paz a todos vosotros, los que vivís en Cristo.

Salmo: Sal 88, 2-3. 6-7. 16-17

R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R.

El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad, en la asamblea de los santos.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará,
oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R.

Aleluya 1 Cor 1, 23a. 24b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Nosotros predicamos a Cristo crucificado,
fuerza de Dios y sabiduría de Dios. R.

Evangelio: Proclamad el Evangelio a toda la creación.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:

«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.

El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.

A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas
nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las
manos a los enfermos, y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se
sentó a la derecha de Dios.

Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales
que los acompañaban.

24/04/2023 - Lunes de la 3ª Semana de Pascua.

1ª lectura: No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 8-15

En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del
pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia,
se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.

Entonces indujeron a unos que asegurasen:

«Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios».

Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y viniendo de improviso, lo agarraron y lo
condujeron al Sanedrin, presentando testigos falsos que decían:

«Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús
el Nazareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio Moisés». Todos los que estaban
sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel.

Salmo: Sal 118, 23-24. 26-27. 29-30

R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo medita tus decretos;
tus preceptos son mi delicia,
tus enseñanzas son mis consejeros. R.

Te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus mandamientos;
instrúyeme en el camino de tus mandatos,
y meditaré tus maravillas. R.

Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu ley;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R.

Aleluya Mt 4, 4b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

No solo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. R.

Evangelio: Trabajad no por el alimento que perece, sino por el que perdura para la
vida eterna.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 22-29

Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar.

Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más
que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían
marchado solos.

Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que
el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron
y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:

«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» Jesús les contestó:

«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan
hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida
eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios». Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?». Respondió Jesús:

«La obra de Dios es Esta: que creáis en el que él ha enviado».

23/04/2023 - Domingo de la 3ª semana de Pascua.

1ª lectura: No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 14. 22-33

El día de Pentecostés, Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y con toda solemnidad declaró:

«Judíos y vecinos todos de Jerusalén, enteraos bien y escuchad atentamente mis palabras.

A Jesús el Nazareno, varón acreditado por Dios ante vosotros con los milagros, prodigios y signos que
Dios realizó por medio de él, como vosotros mismos sabéis, a este, entregado conforme el plan que Dios
tenía establecido y previsto, lo matasteis, clavándolo a una cruz por manos de hombres inicuos. Pero Dios
lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte, por cuanto no era posible que esta lo retuviera bajo su
dominio, pues David dice, refiriéndose a él: “Veía siempre al Señor delante de mi, pues está a mi derecha
para que no vacile. Por eso se me alegró el corazón, exultó mi lengua, y hasta mi carne descansará esperanzada.

Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente
corrupción. Me has enseñado senderos de vida, me saciarás de gozo con tu rostro”.

Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro
está entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabia que Dios “le había jurado con
juramento sentar en su trono a un descendiente suyo”, previéndolo, habló de la resurrección del Mesías
cuando dijo que “no lo abandonará en el lugar de los muertos” y que “su carne no experimentará corrupción”.

A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.

Exaltado, pues, por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo
ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo».

Salmo: Sal 15, 1-2 y 5. 7-8. 9-10. 11

R. Señor, me enseñarás el sendero de la vida.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.

Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.

2ª lectura: Fuisteis liberados con una sangre preciosa, como la de un el cordero sin
mancha, Cristo.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 17 - 21

Queridos hermanos:

Puesto que podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras, de cada uno, comportaos con
temor durante el tiempo de vuestra peregrinación, pues ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta
inútil, heredada de vuestros padres, pero no con salgo corruptible con oro o plata, sino con una sangre preciosa,
como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado
en los últimos tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos
y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios.

Aleluya Cf. Lc 24, 32

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Señor Jesús, explícanos las Escrituras;
haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas. R.

Evangelio: Lo reconocieron al partir el pan.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35

Aquel mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea
llamada Emaús, distante de Jerusalén nos sesenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que
había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con
ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.

Él les dijo:

«¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».

Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió:

«¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?». Él les dijo:

«¿Qué?».

Ellos le contestaron:
«Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el
pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo
crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer
día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues
habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso
habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al
sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron». Entonces él les dijo:

«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías
padeciera esto y entrara así en su gloria?». Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas,
les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.

Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo
apremiaron, diciendo:

«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».

Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo
partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista.

Y se dijeron el uno al otro:

«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».
Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once
con sus compañeros, que estaban diciendo:

«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón»

Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al
partir el pan.

22/04/2023 - Sábado de la 2ª semana de Pascua.

1ª lectura: Eligieron a siete hombres llenos de Espíritu Santo.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 1-7

En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de
lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas.

Los Doce convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron:

«No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto,
hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los
encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra». La propuesta
les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro,
Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía, Se los presentaron a los apóstoles y ellos les
impusieron las manos orando.

La palabra de Dios iba creciendo, y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso muchos
sacerdotes aceptaban la fe.

Salmo: Sal 32, 1-2. 4-5. 18-19

R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos
de ti.

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Aleluya

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Ha resucitado Cristo, que creó todas las cosas,
y se ha compadecido del género humano. R.

 

Evangelio: Vieron a Jesús caminando sobre el lago.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 16-21

Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafarnaún.

Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago
se iba encrespando.

Habían remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca,
caminando sobre el mar, y se asustaron. Pero él les dijo:

«Soy yo, no temáis».

Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.

21/04/2023 - Viernes de la 2ª semana de Pascua.

1ª lectura: Salieron contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 5, 34-42

En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la Ley, respetado por todo el pueblo, se levantó
en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a los apóstoles y dijo:

«Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. Hace algún tiempo se levantó Teudas,
dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, se dispersaron
todos sus secuaces y todo acabó en nada. Más tarde, en los días del censo, surgió Judas el Galileo,
arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y dispersaron todos sus secuaces.

En el caso presente, os digo: no os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son
cosa de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos, y os expondríais a luchar
contra Dios».

Le dieron la razón y, habiendo llamado a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre
de Jesús y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el
Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando la buena noticia acerca
del Mesías Jesús.

Salmo: Sal 26, 1. 4. 13-14

R. Una cosa pido al Señor: habitar en su casa.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida
¿quién me hará temblar? R.

Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor,
sé valiente, ten ánimo,
espera en el Señor. R.

Aleluya Mt 7, 4b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

No solo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. R.

Evangelio: Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 1-15

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha
gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.

Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha
gente, dice a Felipe:

«¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?».

Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó:

«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo». Uno de sus discípulos,
Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:

«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero, ¿qué es eso para tantos?».
Jesús dijo:

«Decid a la gente que se siente en el suelo».

Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil.

Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo
todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:

«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda».

Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron
a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:

«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».

Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

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