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7/12/2023 - Jueves de la 1ª semana de Adviento.

1ª lectura: Que entre un pueblo justo, que observa la lealtad.

Lectura del libro de Isaías 26, 1-6

Aquel día, se cantará este canto en la tierra de Judá:

«Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y baluartes:

Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene
la paz, porque confía en ti.

Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua. Doblegó a los habitantes de la altura,
a la ciudad elevada; la abatirá, la abatirá hasta el suelo, hasta tocar el polvo. La pisarán los pies, los pies
del oprimido, los pasos de los pobres».

Salmo: Sal 117, 1 y 8-9. 19-21. 25-27a

R. Bendito el que viene en nombre del Señor.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes. R.

Abridme las puertas de la salvación,
y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. R.

Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. R.

Aleluya Is 55, 6

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Buscad al Señor mientras se deja encontrar,
invocadlo mientras está cerca. R.

Evangelio: El que hace la voluntad del Padre entrará en el reino de los cielos.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 21. 24-27

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de
mi Padre que está en los cielos.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó
su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la
casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no
las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se
desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

6/12/2023 - Miércoles de la 1ª semana de Adviento.

1ª lectura: El Señor invita a su festín y enjuga las lágrimas de todos los rostros.

Lectura del libro de Isaías 25, 6-10a

En aquel día, preparará el Señor del universo para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares
suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos refinados.

Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el lienzo extendido sobre todas
las naciones.

Aniquilará la muerte para siempre. Dios, el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y alejará del
país el oprobio de su pueblo - lo ha dicho el Señor -.

Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios. Esperábamos en él y nos ha salvado. Este es el Señor en quien
esperamos. Celebremos y gocemos con su salvación, porque reposará sobre este monte la mano del Señor».

Salmo: Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6

R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

Aleluya

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Mirad que llega el señor, para salvar a su pueblo;
bienaventurados los que están preparados para salir a su encuentro. R.

Evangelio: Jesús cura a muchos y multiplica los panes.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15, 29-37

En aquel tiempo, Jesús se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él.

Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus
pies, y él los curaba.

La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a
los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero
despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Los discípulos le dijeron:

«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?». Jesús les dijo:
«¿Cuántos panes tenéis?». Ellos contestaron:

«Siete y algunos peces».

Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de
gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse
y recogieron las sobras: siete canastos llenos.

5/12/2023 - Martes de la 1ª semana de Adviento.

1ª lectura: Sobre él se posará el espíritu del Señor.

Lectura del libro de Isaías 11, 1-10

Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago.

Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de ciencia y temor del Señor. Lo inspirará el temor del Señor.

No juzgará por apariencias ni sentenciará de oídas; juzgará a los pobres con justicia, sentenciará con
rectitud a los sencillos de la tierra; pero golpeará al violento con la vara de su boca, y con el soplo de sus
labios hará morir al malvado. La justicia será ceñidor de sus caderas, y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos:
un muchacho será su pastor. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león como el buey
comerá paja.

El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente, y el recién destetado extiende la mano hacia
la madriguera del áspid.

Nadie causará daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país del conocimiento del
Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos:

se volverán hacia ella las naciones y será gloriosa su morada.

Salmo: Sal 71, 1-2, 7-8. 12-13. 17

R. En sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.

En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R.

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R.

Aleluya

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Mirad, el Señor llega con poder
e iluminará los ojos de sus siervos. R.

Evangelio: Jesús, lleno de la alegría en el Espíritu Santo.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24

En aquella hora Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo:

«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a
los entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo
ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el
Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar».

Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:

«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes
quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».

Un año más, y con motivo de la festividad de santa Bárbara, que tendrá lugar hoy día 4 de diciembre, el Regimiento de Artillería Nº11 ha celebrado el triduo santo en honor de su patrona.

El Arzobispo Castrense de España, Monseñor Juan Antonio Aznárez Cobo, ofició el acto principal con una solemne Eucaristía.

A esta ceremonia, acudió el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, el vicepresidente primero, Miguel Marín, y la consejera de Presidencia. Además, asistieron el comandante General de Melilla, Luis Sáez de Rocandio, y el vicario episcopal del Ejército de Tierra, Miguel Ángel García Arteaga, entre otras entre otras autoridades civiles y militares.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Tampoco hoy podré leer todo: estoy mejorando, pero la voz todavía no me da. Mons. Braida leerá la catequesis.

 

Hoy, primer domingo de Adviento, en el breve Evangelio que nos propone la liturgia (cf. Mc 13,33-37), Jesús nos dirige tres veces una exhortación sencilla y directa: “Estén vigilantes” (vv. 33.35.37).

El tema es, pues, la vigilancia. ¿Cómo debemos entenderla? A veces pensamos en esta virtud como una actitud motivada por el miedo a un castigo inminente, como si un meteorito estuviera a punto de caer del cielo y nos amenazara con aplastarnos, si no nos apartamos a tiempo. ¡Pero, ciertamente, éste no es el sentido de la vigilancia cristiana!

Jesús lo ilustra con una parábola, hablando de un amo que regresará y de sus siervos que lo esperan (cf. v. 34). En la Biblia el siervo es la “persona de confianza” del amo, con el que a menudo existe una relación de cooperación y afecto. Pensemos, por ejemplo, que Moisés es definido como siervo de Dios (cf. Nm 12,7) y que incluso María dice de sí misma: “He aquí la sierva del Señor” (Lc 1,38). Así pues, la vigilancia de los siervos no se basa en el temor, sino en el anhelo, en la espera de ir al encuentro del amo que viene. Se preparan para su regreso porque lo quieren mucho, porque esperan que, cuando llegue, encuentre una casa acogedora y ordenada: están felices de volver a verlo, hasta el punto de que esperan su regreso como si fuera una fiesta para toda la gran familia a la que pertenecen.

Con esta espera llena de afecto queremos también nosotros prepararnos para acoger a Jesús: ya sea en Navidad, que celebraremos dentro de unas semanas; ya sea al final de los tiempos, cuando regrese en gloria; ya sea cada día, cuando venga a nuestro encuentro en la Eucaristía, en su Palabra, en nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los más necesitados.

Por eso, de modo especial durante estas semanas, preparemos con esmero la casa del corazón, para que esté ordenada y sea acogedora. Vigilar, de hecho, significa estar con el corazón preparado. Es la actitud del centinela, que en la noche no se deja tentar por el cansancio, no se duerme, sino que permanece despierto esperando la luz que llegará. El Señor es nuestra luz y es bueno preparar el corazón para acogerlo con la oración y para hospedarlo con la caridad, los dos preparativos que, por así decirlo, lo hacen sentirse cómodo. A este respecto, se cuenta que san Martín de Tours, hombre de oración, después de dar la mitad de su manto a un pobre, soñó con Jesús vestido precisamente con esa parte del manto que había dado. He aquí un hermoso programa para el Adviento: encontrar a Jesús que viene en cada hermano y hermana que nos necesita, y compartir con ellos lo que podamos: escucha, tiempo, ayuda concreta.

Queridos hermanos, hoy nos hace bien preguntarnos cómo podemos preparar un corazón acogedor para el Señor. Podemos hacerlo acercándonos a su Perdón, a su Palabra, a su Mesa, encontrando espacio para la oración, acogiéndolo en los necesitados. Cultivemos su espera sin distraernos con tantas cosas inútiles y sin quejarnos todo el tiempo, sino manteniendo el corazón vigilante, es decir, ansioso de Él, despierto y preparado, impaciente por encontrarlo.

Que la Virgen María, mujer de la espera, nos ayude a acoger a su Hijo que viene.

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Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

En Israel y Palestina la situación es grave. Duele que se haya roto la tregua: esto significa muerte, destrucción y miseria. Muchos rehenes han sido liberados, pero tantos están todavía en Gaza. Pensemos en ellos, en sus familias que habían visto una luz, una esperanza de reencontrarse con sus seres queridos. Hay mucho sufrimiento en Gaza; faltan productos de primera necesidad. Espero que todos los implicados puedan alcanzar un nuevo acuerdo de alto el fuego lo antes posible y encontrar soluciones distintas a las armas, tratando de tomar valientes caminos hacia la paz.

Quisiera asegurar mi oración por las víctimas del atentado de esta mañana en Filipinas, donde una bomba ha estallado durante la misa. Estoy cercano a las familias, al pueblo de Mindanao que ya ha sufrido tanto.

Si bien desde la distancia, sigo muy de cerca los trabajos de la COP 28 de Dubái. Les estoy cerca. Renuevo mi llamado para una respuesta a los cambios climáticos con cambios políticos concretos: salgamos de las estrecheces de los particularismos y de los nacionalismos, esquemas del pasado, y abracemos una visión común, comprometiéndonos todos ahora, sin demora, con una necesaria conversión ecológica mundial.

Hoy es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Acoger e incluir a quienes experimentan esta condición ayuda a toda la sociedad a ser más humana. En las familias, en las parroquias, en las escuelas, en el trabajo, en el deporte: aprendamos a valorar a cada persona con sus cualidades y capacidades, y no excluyamos a nadie.

Saludo con afecto a todos ustedes, romanos y peregrinos de Italia y de otras partes del mundo, especialmente a los polacos que participan en los actos promovidos en Roma en honor de la familia mártir Ulma, recientemente beatificada.

Saludo a todos los peregrinos y a todos los grupos parroquiales de Florencia, Siena, Brindisi, Cosenza y Adrano.

Deseo a todos un buen domingo y un buen camino de Adviento. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Que tengan un buen almuerzo y hasta pronto!

[Multimedia]

4/12/2023 - Lunes de la 1ª semana de Adviento.

1ª lectura: El Señor congrega a todas las naciones en la paz eterna del Reino de Dios.

Lectura del libro de Isaías 2, 1-5

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén.

En los días futuros estará firme el monte de la casa del Señor, en la cumbre de las montañas, más elevado
que las colinas.

Hacia él confluirán todas las naciones, caminarán pueblos numerosos y dirán:

«Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob.

Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, la palabra
del Señor de Jerusalén». Juzgará entre las naciones, será árbitro de pueblos numerosos.

De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas.

No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, venid; caminemos
a la luz del Señor.

Salmo: Sal 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9

R. Vamos alegres a la casa del Señor.

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz Entro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R.

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R.

Aleluya Cf. Sal 79, 4

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Ven a librarnos, Señor, Dios nuestro
que brille tu rostro y nos salve. R.

 

Evangelio: Vendrán muchos de oriente y occidente al reino de los cielos

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 5-11

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:

«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho». Le contestó:

«Voy yo a curarlo».

Pero el centurión le replicó:

«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará
sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va;
al otro: “Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace». Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que
le seguían:

«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de
oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

Queridos capellanes castrenses, capellanes de la Policía Nacional, sacerdotes colaboradores y fieles todos:

   A punto de empezar el Adviento os escribo estas letras para saludaros y desearos que lo viváis del mejor modo posible, atentos a las visitas del Señor, que no nos faltarán, y alimentando el deseo de verlo un día cara a cara y disfrutar por siempre de su compañía y de la compañía de los santos. También, en las últimas semanas, preparándonos para la celebración entrañable del Nacimiento de Jesús, nuestro Salvador.

1ª lectura: La fe nace del mensaje que se escucha, y la escucha viene a través de la palabra de Cristo.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10, 9-18

Hermanos:

Si profesas con tus labios que Jesús es el Señor, y crees con tu corazón que Dios lo resucitó de entre los
muertos, serás salvado. Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con los labios se profesa
para alcanzar la salvación. Pues dice la Escritura:

«Nadie que crea en él quedará confundido».

En efecto, no hay distinción entre judío y griego; porque uno mismo es el Señor de todos, generoso con
todos los que lo invocan, pues «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo».

Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído?; ¿cómo creerán en aquel de quien no han
oído hablar?; y ¿cómo oirán hablar de él sin nadie que anuncie?; y ¿cómo anunciarán si no los envían?
Según está escrito:

«¡Qué hermosos los pies de los que anuncian la Buena Noticia del bien!». Pero no todos han prestado
oído al Evangelio. Pues Isaías afirma:

«Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje?»

Así, pues, la fe nace del mensaje que se escucha, y viene a través de la palabra de Cristo. Pero digo yo:

«¿Es que no lo han oído? Todo lo contrario:

«A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los confines del orbe sus palabras».

Salmo: Sal 18, 2-3. 4-5

R. A toda la tierra alcanza su pregón.

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R.

Aleluya Mt 4, 19

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Venid en pos de mí - dice el Señor -.
y os haré pescadores de hombres. R.

Evangelio: Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y
a Andrés, su hermano, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.

Les dijo:

«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que
estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.

Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

1ª lectura: Aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo.

Lectura de la profecía de Daniel 5, 1-6. 13-14. 16-17. 23-28

En aquellos días, el rey Baltasar ofreció un gran banquete a mil de sus nobles, y se puso a beber delante
de los mil. Bajo el efecto del vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre, Nabucodonosor
había cogido en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey junto con sus nobles, sus mujeres
y sus concubinas. Cuando trajeron los vasos de oro que habían cogido en el templo de Jerusalén, brindaron
con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y concubinas. Y mientras bebían vino, alababan a los dioses de
oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera.

De repente, aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoque del muro del palacio,
frente al candelabro, y el rey veía el dorso de la mano que escribía. Entonces su rostro palideció, sus pensamientos
le turbaron, los músculos del cuerpo se le aflojaron, y las rodillas le entrechocaban. Trajeron a
Daniel ante el rey, y este le preguntó:

«¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey mi padre? He oído decir de ti que posees
el espíritu de los dioses, y que en ti se encuentran inteligencia, prudencia y una sabiduría extraordinaria.

He oído decir de ti que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo
escrito y exponerme su interpretación, te vestirás de púrpura, llevarás al cuello un collar de oro y ocuparás
el tercer puesto en mi reino». Entonces Daniel habló así al rey:

«Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le expondré su interpretación.
Te has rebelado contra el Señor del cielo, has hecho traer a tu presencia los vasos de su templo, para
beber vino en ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y concubinas. Has alabado a dioses de plata
y oro, de bronce y hierro, de madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios
dueño de vuestra vida y tus empresas no lo has honrado. Por eso él ha enviado esa mano para escribir
este texto. Lo que está escrito es: “Contado, Pesado, Dividido”. La interpretación es ésta:

“Contado”: Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el final; “Pesado”: te ha pesado en
la balanza y te falta peso; “Dividido”: tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas».

Salmo: Dn 3, 62. 63. 64. 65. 66. 67

R. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!

Sol y luna, bendecid al Señor. R.

Astros del cielo, bendecid al Señor. R.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor. R.

Vientos todos, bendecid al Señor. R.

Fuego y calor, bendecid al Señor. R.

Fríos y heladas, bendecid al Señor. R.

Aleluya Ap 2, 10c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Sé fiel hasta la muerte - dice el Señor -
y te daré la corona de la vida. R.

Evangelio: Todos os odiarán a causa de mi nombre, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 12-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles y haciéndoos comparecer
ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio. Por
ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y
sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros,
y todos os odiarán de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia
salvaréis vuestras almas».

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